Escenas que perduran a través de los años, aunque últimamente adopten nuevas modalidades. Yo ya no puedo remontarme a la imagen de las castañeras, porque no la viví en primera persona, pero sí recuerdo desde niña los puestos de castañas, que han ido evolucionando hasta casi convertirse en una especie de franquicia o concesión. La última moda son los puestos en forma de locomotora, estratégicamente colocados en ciertas calles de la ciudad para recordarnos que el invierno ha llegado.