A veces hay que parar, sentarse y reflexionar. Hoy, 1 de septiembre, hago un alto en el camino, me siento en este banco, y pienso qué rápido corre el tiempo. Hace nada comenzaba el verano y de pronto, ya embocamos el último recodo del año. Aún quedan días de sol, tardes reposadas para disfrutar y contemplar el mundo alrededor. Pero el tiempo corre muy deprisa...