Lo reconozco, a veces soy un poco gamberra. No tengo problemas con las convenciones sociales, pero hay días que me gusta traspasar líneas y cruzar al otro lado del espejo, mirar las cosas desde otra perspectiva y sobre todo, pasar un buen rato.
Aquellas dos amigas no se dieron cuenta de que había una tercera con ellas, participando del momento a través del espejo.
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